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... Y TODO RECTO HASTA EL AMANECER

Si sabes lo que significa, no te digo nada más, nos vemos allí y lucharemos con los piratas, las fieras y los indios, danzaremos con las hadas y comeremos pasteles imaginarios con los niños perdidos. Si aun así no lo sabes... quizás perdiste un algo dentro tuyo que te impide ver las cosas sencillas e importantes que hay a tu alrededor... búscalo y empezarás a ser feliz.

martes, 21 de junio de 2011

Maíz

Mis abuelos tenía una casita en el campo y yo crecí ahí, salvaje total.  Me llevaban con ellos desde mucho antes de empezar a andar y allí seguí campando a mis anchas hasta los 11 años más o menos que la vendieron.

Mi abuelo era un tipo especial, raro y con carácter dicen muchos, pero para mi era el hombre más genial del mundo.  Era mi abuelo y era mi amigo.  Ha sido la persona de mi familia con la que he tenido más complicidad y la relación entre los dos, desde que tengo uso de razón, fue siempre de mucho cariño y de camaradería.  Me llevaba a todos los lados, me dejaba todas sus cosas y me daba consejos, de esos que todo abuelo tendría que dar a sus nietos y todos los nietos deberían guardar como oro en paño...

- ... escucha!! no bebas cocacola, tú cerveza, la cerveza es sana ¿me oyes? cuando tengas edad cerveza!...
- ... cuida bien el coche, tenlo bonito, limpio y siempre te responderá...
-... este país está lleno de hijoputas, ¡óyeme bien lo que te digo!, primero fueron los padres dando ostias y ahora se abrazan los hijos a la bandera y se les llena la boca de democracia, pero son todos iguales, no te fies...
- ... tu, como tu abuelo, vas camino de ser aprendiz de mucho y maestro de nada, pero eso no es malo, sabrás hacer de todo...

Y ahí crecí yo, a su sombra, empapándome de sus historias y de la sabiduría del que ha estudiado en la calle a fuerza de trabajo y aun así, era capaz de hablarte 2 idiomas solamente de oírlos en el día a día, sin  más libros y sin más maestros que su propia fuerza de voluntad.

Mi abuelo era un buen cocinero, se prodigaba poco en ello, pero el tipo sabía lo suyo

- Cavo de cocina era yo!!- me contaba 1 y 1000 veces.

Mi primer recuerdo relacionado con la comida, ese en el que por primera vez reconoces un sabor y se te queda grabado para toda la vida ocurrió en la casita del campo y fue gracias a mi abuelo.

Justo frente a la puerta trasera, la que daba a la cocina, había una barbacoa exterior.  Yo andaba haciendo vete tu a saber que por allí, supongo que revoloteaba a su lado porque el andaba en la barbacoa, con su camiseta de tirantes y su sombrerito de paja.  En un momento dado se me acerco con una gran panocha en la mano, humeante, tostada por algunos lados que acababa de asar al fuego de leña.  Sacó su navaja curva, cortó un pedazo y me lo dió.

- Come, verás que cosa tan rica.

No recuerdo en la vida que algo que haya probado me haya vuelto a dar esa sensación de haber descubierto el manjar más maravilloso del universo como me pasó aquel día.  Quizás por eso me encanta el maíz, tostado,  cocido, cocinado, en tortilla, arepas, pupusas, cachapas... da igual la manera, siempre me acuerdo de mi abuelo y siempre encuentro ese sabor, dulce y característico.

Así que no puedo dejar pasar la oportunidad de rendir homenaje a aquel momento y para ello aquí os dejo una recetilla, rápida y fácil.  Suelo hacerla cuando no se que comer pero tengo ganas de algo calentito y rico.  Por otro lado no es una manera típica de ver cocinado el maíz  por estos lares geográficos, así que hasta es original.

Que os aproveche y a ver si alguien se anima a dejar mensaje de cual fue el primer sabor que recuerda!!

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