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... Y TODO RECTO HASTA EL AMANECER

Si sabes lo que significa, no te digo nada más, nos vemos allí y lucharemos con los piratas, las fieras y los indios, danzaremos con las hadas y comeremos pasteles imaginarios con los niños perdidos. Si aun así no lo sabes... quizás perdiste un algo dentro tuyo que te impide ver las cosas sencillas e importantes que hay a tu alrededor... búscalo y empezarás a ser feliz.

lunes, 30 de agosto de 2010

VACACIONES CON LA YAYA (parte I)

Hay un rumor universal que cuenta que los abuelos y abuelas del mundo se comunican y se transfieren técnicas y tácticas en una lucha intergeneracional que, aunque dura siglos, tiene en este periodo de la historia sus más grandes triunfos por lo refinadas que se volvieron las estrategias y por el complicado entramado que existe entre casinos, casales y hogares para la tercera edad y sobre todo por los viajes de la inserso que ellos aprovechan para intercambiar experiencias y encontrar nuevas maneras de lucha activa.

Así que hoy (y con todo el cariño del mundo) inauguro lo que serán una serie de post en los que iré desvelando alguna de esas temibles formas de lucha de estos comandos octogenarios...


Se fueron los papas de vacaciones y nos quedamos en casa la yaya y yo.  Bueno, ella en principio tendría que haber ido a comer cada día a casa de mi tía, por esas cosas de que yo me levanto a las 1000 y desayuno cuando tendría que estar comiendo pero... misterios de la vida en la tercera edad... la yaya, esa mujer mayor que justo antes de irse la mama se arrastraba penósamente diciendo lo mala que estaba, mareándose y atragantándose hasta casi ahogarse cada día en comidas y cenas... fue encontrarse sola conmigo y recuperar la vitalidad.

Si, no hubo dios que la hiciera salir de las 4 paredes de mi casa para irse a compartir compañía y comida con mi tía (que vive en la casa de al lado) y se afianzó como ama y señora luchando con trapo y escoba (capas y espada no tiene) contra todos los que intentamos hacerla entrar en razón.

El problema es que, aunque según ella yo puedo levantarme a la hora que quiera porque ya comerá, o irme por ahí sin problema porque es adulta y ya cenará, aprovechará la más mínima oportunidad para hacerme sentir la persona más ruin y culpable de la tierra (vamos.. que ni come, ni cena y se espera a tu vuelta para que veas lo desmayada que se encuentra).

La táctica de la yaya consiste en confiarte.

Te levantas pongamos a las 13 o 13.30 horas porque te fuiste a dormir a las 5 am (las 8 horitas de sueño de rigor) y te dice... "buenos días!!! desayuna algo anda". Tu vas a la cocina y te haces un colacao y te comes alguna galleta porque tampoco te entra nada más en ese cuerpo jotero con el que amaneces.  Aproximadamente a los 10 minutos, justo cuando acabas de dejar el vaso en el lavavajillas se te acerca

-y... ¿qué vamos a hacer de comer? es que yo desayuné a las 8 medio vasillo de leche (siempre se toma medio vasillo de leche dice) y ya no he tomado nada mas.

La cara de gilipollas que se te queda suele ser para foto, pero no estás para esas cosas, estás en blanco pensando que te acaba de ofrecer el desayuno hace 15 minutos.  El diálogo base (que se repite a diario) suele ser algo así:

- Yaya... ¡si acabo de desayunar! si me lo has dicho tu!! ¿es que tienes mucha hambre? pues come tú algo que yo no voy a comer hasta dentro de 2 horas como mínimo!!!!

- ¿hambre yo? nono hija si no tengo hambre, solo que como no he tomado nada mas... (es diabética y debería comer cada 2, 3 horas)

-¿y por qué no comes algo antes, que te lo tiene dicho el medico?!!!!!

- ya

- ¡¡¡ que te vas a desmayar yaya!!!¿eso es lo que quieres?

- no, pero como llevo tooooooda la mañana haciendo cosaaaaaaaaaaaas, se me olvida... pero hambre no tengo ya me espero.

Llegados a este punto y como soy un alma cándida por lo visto y no tengo la mala leche que me gustaría tener, me levanto y voy a la cocina a preparar algo.  En este momento ella ha desaparecido y la sientes que anda en el comedor viendo la tele.  Sabes que estará ahí el tiempo que considere oportuno hasta calcular que ya casi has terminado de cocinar.  Entonces se levantará, entrará sorprendida y dirá...

-¡anda! que estás haciendo!! ya te dió hambre??? y yo sin ayudarte!!!.

- yaya he hecho (................)  pon la mesa- aquí paso de decirle que no, que hambre no tengo, que aun andan las galletas jugando con mi campanilla (pa que malgastar palabras si no las va a oir).

- uyyyy (...............), yo no quiero, mejor me hago una ensaladita y como un poco de queso.

Y te deja con el plato terminado, sin ganas de comer mientras ves como se hace una ensalada muy ricamente y sale sonriente de la cocina.

P.D: Por si alguno se le ocurre pensar que es mejor dejarla a ella cocinar, durante estos días ha quemado 2 ollas de la batería de acero inoxidable de la mama.

P.D.II: durante los 12 días que los papas estuvieron fuera no se atragantó ni una sola vez hasta el mismo que ellos llegaron...

P.D.III: a la yaya le apetecerá ensalada de comer siempre, excepto el día que se la haces tu (visto que siempre toma lo mismo quieres acertar con el menú por una vez), entonces no le apetecerá porque ya ha comido mucha desde que la mama se fue.  A la noche, seguro, se volverá ella a hacer ensalada.

P.D.IV: desde el cuarto yo escuchaba como abría el cajón del salón donde guardamos las bolsas de patatas fritas y entre las 11 y las 12 del medio día se liaba a comer papitas aunque es hipertensa y no debe y luego ella jurara y perjurara que no había tomado nada más que medio vasillo de leche a las 8 de la mañana...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueníiiiisimo! Por favor, próximo capítulo: El canario y la yaya.

Anónimo dijo...

jo!!!cuánto tiempo sin leerte!!
*Tarea pendiente: leer el blog de mi amiga :)

Saluditos!

Pili